Ucrania moviliza a 900.000 reservistas y autoriza a sus ciudadanos a portar armas de fuego para defenderse.

Las aguas están cada vez más revueltas en el conflicto ruso-ucraniano y la vía diplomática es cada vez más estrecha. Vladímir Putin prosigue su escalada bélica y verbal y manifiesta que quiere todo el Donbass, volviendo a las fronteras de 2014 tras convertir en papel mojado los acuerdos de Minks y demostrar que no respeta lo pactado. En un alarde de cinismo, ha manifestado que «los intereses y la seguridad de Rusia no son negociables», al tiempo que precisa que está dispuesta a buscar soluciones diplomáticas, un extremo difícil de conjugar, ya que el Senado le ha autorizado a utilizar las Fuerzas Armadas fuera de la Federación.

Ante este panorama la reunión entre el presidente de EE.UU. Joe Biden y Putin ya no es una opción.

Así lo aseguran el país norteamericano, que, al igual que los países occidentales, multiplican sus sanciones económicas, un aspecto que no parece arredar a un, cada vez más temerario, Putin. Joe Biden intenta aislar al Kremlin de los mercados occidentales y ha denunciado la invasión rusa de Ucrania, al tiempo que la calificado de «una violación flagrante del derecho internacional». Las sanciones serán cada vez mayores, si Putin no da marcha atrás, manifestó el presidente estadounidense en su dicurso televisado. Por su parte, e l Reino Unido impedirá que Moscú venda deuda soberana en Londes.

Y, Alemania paralizó la licencia del gasoducto Nord Stream 2.

Mientras, Kiev recalca que seguirá peleando por cada centímetro de su país y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha movilizado a los reservistas de 18 a 60 años. Los bombardeos de los separatistas prorrusos ya están afectando a los ciudadanos: la central eléctrica del este del país está fuera de servicio. Este miércoles, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Baerbock, se reunirá con su homólogo francés, Le Drian, en Berlín y los embajadores de la UE aprobarán este miércoles por la tarde el paquete de sanciones a Rusia. Por su parte, Polonia y Hungría se preparan para lo peor ante el avance ruso. Así, el gobierno polaco aprobará el proyecto de ley de defensa nacional que permite reforzar rápidamente las fuerzas polacas mientras Hungría despliega tropas en la frontera con Ucrania.

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