Misiles rusos impactaron la ciudad de Sumy, en el noreste de Ucrania, mientras la gente se reunía para los servicios religiosos del domingo, matando al menos a 34 personas en el ataque más mortífero del conflicto este año.

Dos niños estaban entre las decenas de personas que murieron en los ataques en el centro de la ciudad, mientras que 117 personas resultaron heridas, según el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania.

Zelensky dijo que los mortales ataques en Sumy fueron llevados a cabo por misiles balísticos y pidió una “fuerte respuesta del mundo” al ataque, que ocurre en medio de los esfuerzos liderados por EE.UU. para negociar el fin de la guerra de tres años.

“Rusia quiere exactamente este tipo de terror y está alargando esta guerra”, dijo. “Sin presión sobre el agresor, la paz es imposible. Hablar nunca ha detenido misiles balísticos y bombas. Necesitamos tratar a Rusia como un terrorista merece”.

Ha habido una condena internacional de los ataques: el enviado especial del Gobierno de Trump a Ucrania y Rusia, Keith Kellogg, dijo que el ataque “cruza cualquier línea de decencia”.